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viernes, 25 de noviembre de 2011

Redefinamos los conceptos

Los zurdos naturales están presentes en todas las poblaciones del globo. Aproximadamente entre un 8 y un 13% de la población mundial es zurda. Los estudios indican que el fenómeno es más común en los varones que en las mujeres. Hay más zurdos varones (13%) que mujeres (9%), sin que se sepa por qué.

A lo largo de la historia, ser zurdo ha sido considerado algo negativo; la palabra latina sinister quería decir 'izquierda', precisamente la palabra «siniestro», que también significa 'zurdo' («a diestra y siniestra») tiene unas connotaciones negativas que todo el mundo conoce. A los niños zurdos se les ataba la mano izquierda a la espalda para que aprendieran a escribir con la derecha. Se habla así, en Francia, de «zurdo contrariado» para calificar a un individuo naturalmente zurdo, pero que se le ha constreñido a volverse diestro. Zurdo se encuentra en gallego (man zurda), portugués surro, churro, churdo ('ruin, vil, sucio'), bearnés: sourrou ('avaro, maleducado') y el euskera zuhur ('avaro, agarrado') y zurrun ('inflexible, pesado'. 

Le preguntaron una vez a un sabio chino qué haría si le concediesen una única posibilidad para cambiar el mundo y respondió: "Redifinir de nuevo las palabras, las ideas y conceptos". Creo que tenía mucha razón, ya que por definición la llamada derecha que conocemos es todo lo contrario en la práctica y la llamada izquierda a su vez representa lo opuesto. Porque no hay nada más siniestro que un dictador o un cura pedófilo, un machista consumado que enarbola la bandera en el salón de su casa al rededor de sus trofeos de caza, o un político abyecto que pisotea los derechos del pueblo en pro de sus propios intereses y los de su partido. 

Desde hoy tendríamos que dar la vuelta a la tortilla, al pensamiento progresista, la igualdad social y la intelectualidad tendríamos que ubicarlos a la derecha; al conservadurismo, la religiosidad, el capitalismo aberrante, y las mentes retrógradas ubicarlas en el lado siniestro que es donde realmente han estado todo este tiempo. 

Nos han engañado desde siempre, porque mi mano derecha, mi pie derecho y mi lóbulo derecho del cerebro no pueden estar errados cuando sufren las injusticias repartidas por el mundo por los mal llamados de derechas. A partir de ahora mi lugar estará al norte, ni a la derecha ni a la izquierda, ya que hay mucha confusión al respecto, y voy a redefinir los conceptos como haría el sabio chino, a los malvados les llamaré siniestros y a los demás los llevaré conmigo siempre al norte, donde la aurora boreal nos brinde su paz, y donde podamos seguir buscando la libertad de pensamiento.


martes, 2 de febrero de 2010

Entre la izquierda y la derecha, la primavera

Como ciudadanos de a pie encontramos siempre que la política nacional es un enfrentamiento constante de valores y antivalores, acciones morales y amorales, el gobierno de turno dice blanco, mientras que la oposición dice negro y viceversa. Pero la cuestión es que también los profesionales (politólogos p. ej) caen en esa diatriba errónea, asociando al capitalismo con la explotación y al comunismo con el terror. La izquierda se caracteriza por su materialismo, a pesar de su lucha utópica, y la derecha se asocia al idealismo por sus ingredientes de caracter sobrenatural, aunque para cualquiera es evidente que su sed de bienes materiales y financieros la convierten en netamente material. Pero a la izquierda de la izquierda también hay vida, igual que a la derecha de la derecha, para la muestra Fidel Castro y Berlusconi respectivamente. Es la herencia que nos ha dejado la revolución francesa, y la hemos asumido como premisa indiscutible, la derecha toma decisiones de derechas, ancladas en el pasado, viciadas por la religiosidad, afectadas por prejuicios "morales"; y la izquierda es progresista, vela por los intereses de las minorías, lucha contra los poderosos por las injusticias, defiende al medio ambiente, es democrática, educa contra la intolerancia, y otras tantas características.

Pero ¿qué hay entre la izquierda y la derecha? ¿se pasa del invierno al verano directamente sin que haya por lo menos unos días de primavera?

Yo creo que ahí es donde encontramos el gran vacío intelectual que nos tiene inmersos en un sinvivir porque ya nadie cree en los políticos; no es que esta profesión sea la peor sino que parece que se le han acabado las ideas, o más terrible aún, las ideas son miserables como dijera Proudhon, o sus ideologías son una miseria según palabras de Marx.

Será el clima de Canarias que me hace pensar en la primavera, y el estar harto del clima político siempre tan extremo, pero veo que el calentamiento global está afectando a muchas personas, las decisiones las toman en caliente, la cabeza fría es como el unicornio, y lo más triste que no hay conciencia por mejorar nada. La izquierda se ha quedado sin pensadores, han pasado al olvido quizás, y los que se dicen llamar de izquierdas y ejercen poder, no son moral e intelectualmente respetables; mientras que la derecha se ha instalado en la corrupción de manera tan tranquila que sus seguidores lo ven como algo normal y creen que son la tabla de salvación, aunque sea por otro corto período de diez años al cabo de los cuales se destapará otra burbuja, ya no inmobiliaria sino de otro tipo y estaremos en el foso de un ciclo más de la economía, y aún en el limbo intelectual, más a la cola de Europa; ¿será que nos hemos conformado con ser cola de león antes que cabeza de ratón?
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jueves, 28 de enero de 2010

Lobo disfrazado de oveja


Venezuela ha hipotecado su futuro en las manos de un ogro dictactorial como el Sr. Hugo Chávez. Pero no pueden culpar al pueblo venezolano. La oposición hizo todo lo posible, y lo que la policía política del presidente les dejó. Los votantes hicieron todo lo posible, a pesar del registro, casa por casa, de las "patrullas de Chavez" para preguntar a cada ciudadano su intención de voto.

Habría que ser muy iluso para pensar que ese censo hogar por hogar es una mera curiosidad de estadística electoral sin mayores pretensiones. Un seguidor del chavismo lo deja claro: "Conocemos a todo el mundo y sabemos quien es chavista y quien no. Así hacemos un mapa completo de la comunidad y sabemos con cuantos votos podemos contar" (BBC Mundo). Cuantos votos podemos contar y a cuantos tenemos que dejar claro que sabemos donde vive él y su familia y que, de ocurrirsele votar NO a la propuesta puede tener consecuencias negativas. Se imaginan que en España unas "patrullas del PSOE o del PP" fueran casa por casa preguntándoles si les van a votar. ¿Cuál sería su reacción?

Pero la cosa va más allá: "El día del referendo los patrulleros deben ir al centro de votación del cual están encargados y asegurarse de que el grupo de electores que está bajo su responsabilidad vota. Después informan al  Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de los resultados a boca de urna. " (BBC Mundo) ¿Son eso unas elecciones libres?

Chávez  muestra su auténtico rostro: "Yo no soy Chávez, yo soy un pueblo, yo no me pertenezco, yo le pertenezco al pueblo". Frase que contiene todos los tintes característicos del caudillismo mesiánico de un régimen ditactorial. Las líneas de un "Führerprinzip" claras y sin tapujos.

Pero tremendo que la izquierda española se crea estas argucias y lo mire como un referente para España y para Europa además de Latinoamérica, o sea, la panacea de líder, el que va a resolver los problemas de la humanidad. Increible, pero tampoco tan descabellado, ya que suelen buscarse ídolos como el Chiquilicuatre o Belén Esteban todos ellos con los mismos argumentos que Chávez.

Respeto y admiro a muchos blogueros de la izquierda, pero lo de Hugo Chávez no tiene presentación, la historia dirá quien tiene la razón, pero me haría mucha ilusión que se mirase para otro lado, la verdad me daría vergüenza ver a un personaje de esos dirigiendo un país en el que el voto no se compra y me asusto de pensar en el daño que puede causar.

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viernes, 16 de octubre de 2009

“La izquierda sale a la calle para ampliar derechos mientras la derecha lo hace para recortarlos”

Entrevista a la diputada socialista Carmen Montón. “Rebeldía es no tener miedo a decir lo que piensas y hacer lo que tú crees, aun a riesgo de resultar incómoda”


De pronto, sonó el teléfono. Carmen Montón estaba comiendo cerca del Congreso con su amiga Mar Correcher y con algunas diputadas. Disfrutaba del primer momento de relajo después de una sesión de vértigo, histórica, la del día en que defendió ante la Cámara la aprobación de la ley del matrimonio gay. Al aparato, José Luis Rodríguez Zapatero: “Te has escapado, yo quería felicitarte en persona”. Carmen Montón se puso roja. Es una mujer discreta a la que el halago le produce un cierto rubor. “Enhorabuena”, le dijo el presidente, “hoy hemos hecho de este país un país mejor”. La defensa que la diputada por Valencia hizo de la ley, ese “la izquierda sale a la calle para ampliar derechos mientras la derecha lo hace para recortarlos” que pronunció y que dibujó sonrisas en Zapatero y De la Vega, esos rostros emocionados en el palco de invitados, ese paso que puso a España en la vanguardia; todo eso situó a Carmen Montón en el mapa político. Luego vinieron los derechos de los transexuales, las células madre y, ahora, la nueva ley del aborto.

A sus 33 años, Carmen Montón ha demostrado que no le asusta meterse en charcos. Admiradores no le faltan. “El correo electrónico del Congreso lo tengo completamente inservible desde que llevé el tema del matrimonio homosexual”, cuenta, resignada. Sus fans le dedican todo tipo de lindezas: “Me mandan mails llamándome asesina”. La defensa de la nueva ley del aborto le pasa factura: “Me escribe gente muy radical, bien organizada”, explica, “todos mandan el mismo mensaje y algunos introducen variantes para ser más originales con el insulto”.

Por supuesto, su actividad también genera momentos felices. Nunca olvidará a aquel gay que, en el día de la aprobación de la ley, se le abrazó, le dio las gracias y le dijo: “Mi pareja murió de sida, qué lástima que no haya podido vivir esto”. Son los momentos en que Carmen se plantea por qué algunas leyes siempre llegan tarde para algunos.

La defensora de los avances más rompedores es cauta, tímida. Detrás de ese aura recatada hay una mujer firme, con las ideas muy claras: cuando quiere algo, no para hasta que lo consigue. “No es tímida, sino prudente”, matiza José Bono, presidente del Congreso, que la conoce bien. “Juventud, inteligencia y prudencia son una mezcla que puede producir el efecto de una timidez, pero no, no es su caso. Su prudencia es más que positiva, no va a unida a la cobardía, ella tiene acreditado el valor”. La ex ministra Carmen Calvo, su cicerone en el Congreso de los Diputados, lo tiene claro: “Un político necesita tener ideas propias, poderío personal, lo que yo llamo fondo de armario”, dice, “y ella lo tiene; un político debe saber cuándo ser discreto; a mí no me gusta nada la gente joven que va de sobradilla”.

Su vocación política le viene por vía genética. Su padre, maestro de historia y geografía, fue concejal del Ayuntamiento de Burjassot (Valencia), el lugar donde ella nació, el lugar donde vive de viernes a lunes -de martes a jueves, habita en un piso de 53 metros cuadrados cercano al Congreso-. Montón ingresó en las Juventudes Socialistas a los 16 años y fue involucrándose poco a poco. “Lo mío no fue un: ‘Mamá, quiero ser concejala”, cuenta entre risas. Siguiendo los pasos paternos, a los 23 años empezó como concejala en Burjassot.

Su acceso a la primera línea se gestó en los pasillos de la Universidad de Alicante, en una fría noche de septiembre de 2000, cuando se decidía la composición de la nueva ejecutiva del PSPV. No olvida esa noche: se quedó sin batería en el móvil, tuvo que tomar decisiones sin poder consultar con nadie, apenas durmió. “Yo iba a un Congreso, pero no con la idea de acabar subida a un escenario cantando La Internacional puño en alto”. Se incorporó como secretaria de política social en el equipo de Joan Ignasi Plà y se convirtió en su ojito derecho. En 2004 se presentaba a diputada por Valencia.

Carmen Montón tiene pendiente la asignatura de pediatría para acabar sus estudios de Medicina. No bebe, no fuma. “Es demasiado sana”, dice su amiga Mar Correcher, funcionaria, “es de las que mira todo lo que come y te agobia con lo que estás comiendo tú”, dice entre risas, tras destacar la tenacidad y la constancia de su amiga. Montón se lamenta: “Siempre que no bebes tienes que explicar por qué no bebes. Más bien tendría que explicarse el que a las seis de la tarde lleva un cubata en la mano”. A su marido, Alberto -hijo de Loli, la ex secretaria de José Bono-, lo conoció hace diez años en una cata de vinos. Ella disimulaba, olía los caldos, pero no se tragaba el vino. “Disimulaba para no parecer una marciana”.

Un compañero de filas le achaca una cierta falta de genio y un exceso de corrección. “Soy rebelde en todo lo que hago”, dice ella. “Rebeldía es no tener miedo a decir lo que piensas y hacer las cosas como tú crees, aun a riesgo de resultar incómoda. Ser adolescente y no fumar, no beber, acentúa la rebeldía”. El mensaje del preservativo enviado por el Papa le parece escandaloso: “Hacer apología de que no se use el preservativo me parece una barbaridad, me parece irresponsable, perverso”. Sobre las tramas de corrupción que sobrevuelan su comunidad autónoma es clara: “La cuestión del traje de Camps parece algo muy frívolo, pero quizá sea la punta del iceberg de una falsificación de facturas, de un intercambio de favores… Demuestra la forma que tienen de hacer política, parece que todo es tuyo, que todo vale, que cojo lo que quiero y soy impune”.

Montón ha visto cómo esta semana el Consejo de Ministros aprobaba la nueva ley del aborto por la que ella lleva meses luchando desde la Comisión de Igualdad, donde desempeña el papel de portavoz del PSOE. Lleva meses luchando para que el aborto deje de ser delito, para que salga del Código Penal, para que en España haya una ley de plazos como en Turquía, Letonia o Lituania. “Con el aborto hay mucha hipocresía. Es insólito que la Iglesia convoque manifestaciones. La jerarquía de la Iglesia y el PP van a las manifestaciones cogidos de la mano”. Carmen Calvo confiesa que en la tramitación de la ley, ambas están teniendo que tirar de capacidad de aguante. “Como le digo yo a ella”, dice Calvo, “esto lo vamos a hacer con dos tacones, que rima con lo otro”.

Carmen Montón tiene un blog que se llama Mujeres en rojo. “Si ser roja es ser socialista, ser progresista, sí que me considero roja. Es una nomenclatura romántica, me gusta”. Cuando tenía poco más de un año, sus padres le llevaron a una tienda de zapatos, le enseñaron varios pares y ella señaló unos de color rojo. “Si algo me gustaba, lo hacía saber”, explica. Su padre le escribió un poema que empezaba así: “No te quites, niña, tus zapatos nuevos; corre que te vea, pedazo de cielo”.

JOSEBA ELOLA - EL PAÍS -


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