"El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad quiere lo que tiene que querer." 
Erich Fromm 
En la  sociedad de consumo contemporánea, la publicidad y los medios de  comunicación dictan lo que la gente tiene que querer. Muchas personas  consumen esta programación ávidamente en lugar de preguntarse qué es lo  que de verdad les hará felices. Al fin y al cabo, es mucho más sencillo  tratar de concordar con la mayoría en vez de cuestionarse lo que esa  mayoría hace.
Cuando  se trata de tener éxito en la vida, según se entiende hoy, parece que  las dos únicas opciones sean permanecer dentro del sistema y trabajar  más horas y más duro que nunca, o bien abandonar por completo el sistema  para buscar una vida de ocio absoluto. Qué duda cabe que para la  mayoría se trata de una elección entre dos opciones inviables. Por un  lado, no quieren trabajar más tiempo y más duro; por el otro, no han  alcanzado la independencia económica suficiente como para abandonar por  completo el mundo del trabajo.
Tal  vez esta afirmación provoque nuestra indignación, como suelen hacer  casi todas las verdades que preferimos negar: si mi vida dista mucho de  ser todo lo satisfactoria y plena que quiero, para empezar soy yo, en  gran medida, quien ha creado ese desbarajuste. En última instancia,  nadie me obliga a llevar una vida apresurada; soy yo quien la ha  elegido. Puede parecer más fácil seguir al rebaño que pensar de modo  distinto y hacer las cosas a mi manera. Sin embargo, siempre que  seguimos al rebaño lo hacemos por nuestra cuenta y riesgo. El problema  de los rebaños es que a veces salen en estampidas muy difíciles de  detener. Y cuando un rebaño ocasiona muchos daños, ninguno de sus  miembros está dispuesto a asumir la responsabilidad. Y este rebaño  llamado España corre directo al precipicio. En este mundo abundan las  personas incapaces de pensar por sí mismas. En vez de permitir que su  creatividad y sabiduría innata dirijan sus vidas, prefieren lo que los  demás hacen y piensan. Lo más fácil es ser uno más del montón. Pero como  seres humanos pensantes y creativos, deberiamos darnos cuenta de que  siempre existe la opción de no seguir al rebaño, aunque la sabiduría  popular diga lo contrario. De hecho, mientras el rebaño avanza en una  dirección, podemos buscar otros caminos que seguir.  Es esencial saber lo que queremos, por eso cada vez seguimos obteniendo más de lo mismo, porque no tenemos ni idea de lo que queremos y simplemente hacemos lo que nos digan, nos dejamos llevar por la corriente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 comentarios:
Es difícil en esta sociedad no seguir la corriente, porque en cierta forma, te vas aislando de la gran mayoría, que empieza a verte como una persona rara. Sólo ciertos afortunados que tienen la suerte de hacer lo que les gusta y poder vivir de ese trabajo, se libran de ello.
En momentos de crisis, como el actual, la gran mayoría usa la táctica del avestruz y esconde la cabeza en el televisor sin querer ver la realidad. Somos minoría (muy amplia, pero minoría) los que afrontamos esa realidad y luchamos contra ella. El resto se adapta y se adaptará, a lo que vaya viniendo sólo por instinto de supervivencia, sin molestarse en pensar en ningún momento que su acción podría cambiar las cosas. Dejan hacer.
Saludos.
El rebaño es grande y parece complicado salirse.
UN saludo.
Los medios de comunicación nos prepara para saber lo que queremos y necesitamos, salirnos del rebaño cuesta mucho trabajo, ya se encargan ellos de instalar en nuestros pensamientos las ideas que ellos necesitan, hay que luchar contra este potencial seductor.
un saludo
fus
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