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jueves, 22 de diciembre de 2011

Conformarse

"La mente que se abre a una idea nueva jamás vuelve a su tamaño original." Einstein.

Conformarse es aceptar que el mundo es como es y que nada podemos hacer al respecto, ya que los ricos y poderosos lo controlan todo a su antojo, mientras que nosotros somos simples marionetas en manos del sistema.

Conformarse es reconocer que soy como soy porque el mundo me ha hecho así; que por más que trate de cambiar, la sociedad condiciona cada uno de mis movimientos.

Conformarse es ver que las cosas no funcionan y no hacer nada para solucionarlo, es resignarse y rezar para que cambien solas.

Conformarse es ser realista; encajar en el 99,9% de la población mundial; ser una persona normal y corriente; así como nos lo muestran cada día los medios de difusión de la información; significa encajar en el modelo elaborado para nosotros y seguir paso a paso el guion que otros han escrito y que siguen escribiendo, sin salirme de él ni por un instante.

Conformarse es adaptarse al medio; al fin y al cabo somos la especie que con mayor facilidad se adapta pese a las adversidades o a las dificultades del ambiente. Es amoldarse a lo que hay y no complicarse la vida, pues estamos aquí de paso, durante un período de tiempo muy corto y nuestra verdadera felicidad está más allá de lo que nos brinda este cuerpo débil y lleno de limitaciones. Es dejarse llevar por la corriente, nunca ir a la contra ya que eso es algo inútil y te desgasta innecesariamente.

Conformarse es ajustarse a las necesidades de los tiempos, desempeñar cabalmente el rol que nos toca; ser concientes de nuestras limitaciones y agradecer por lo que se tiene ya que mirándolo bien somos afortunados por lo que nos ha tocado. Las personas de bien por lo general son conformes y religiosas, y lo que se espera de nosotros es que seamos personas de bien y no unos alborotadores que no obedecen a leyes y sin temor de dios.

Conformarse es aspirar a un sueldo mayor, un mejor coche, una casa más grande y mejor ubicada y disfrutar de esas personas cercanas que tambien son normales como nosotros, que muchas veces pensamos en lo diferentes que podemos llegar a ser unos de otros, pero que aceptamos porque es lo que hay. Es hacer un inventario de lo que tenemos y respirar aliviados porque somos afortunados. Es olvidarse de ser, ya que eso es para los filósofos y pensadores, gentes rarillas que viven como animales y nunca consiguen nada.

Conformarse es llegar a la conclusión de que nadie es feliz, de que no existe la pareja ideal, de que los sueños sueños son, de que las utopías y los idealistas están mandados a recoger, han caducado.

Conformarse es estar ciego ante la evidencia de que precisamente los inconformes son los que han cambiado el mundo. Ese 0,01% de hombres y mujeres que han ido a contracorriente y que han demostrado que valía la pena ser diferente: Platón, Aristóteles, Nietzsche, Newton, Marx, Freud, Descartes, Galileo, Confucio, Kant, Roussseau, Fleming, Voltaire, Séneca, Copérnico, Foucault, Camus, Popper, Einstein, Fromm, Arquímedes, Gandhi, Mandela, Faraday, Thales de Mileto, Juana de Arco, Frida Kalho, Teresa de Calcuta, Mistral, Curie, y otros tantos que no llenarían más de tres páginas y que en su tiempo fueron considerados raros y estrafalarios, con ideas absurdas o imposibles; algunos tuvieron que perder sus vidas por defender sus ideas; hombres y mujeres de los que no sabemos qué coche conducían o qué palacio majestuoso habitaban pero que insitieron en sus ideales y el tiempo les ha dado la razón. Hombres y mujeres que han dado sentido a la vida de otro puñado de hombres y mujeres anónimos que a pesar de ser desconocidos también han ido a contracorriente y en sus lugares son luces que brillan con luz propia, algunos instruidos y otros que no han pisado una escuela, pero con un denominador común: no se han conformado con lo que veían.


miércoles, 13 de abril de 2011

Pasotismo

Si cuarenta mil niños sucumben diaramente
en el purgatorio del hambre y de la sed
si la tortura de los pobres cuerpos
envilece una a una a las almas
y si el poder se ufana de sus cuarentenas
o si los pobres de solemnidad
son cada vez menos solemnes y más pobres
ya es bastante grave
que un solo hombre
o una sola mujer
contemplen distraídos el horizonte neutro
pero en cambio es atroz
sencillamente atroz
si es la humanidad la que se encoge de hombros.
                                                                                                                 Benedetti


He reencontrado este poema que explica lo inexplicable; la impasividad de la humanidad ante lo que sucede, el desgano, la apatía, el conformismo, el pasotismo, el borreguismo extremo, que nos están matando, que nos están llevando a extremos nunca vistos. Prefiero la guerra, la peste, la hambruna antes que ver a las multitudes mirando hacia otro lado; prefiero el caos total antes que el desgano; prefiero que no haya opciones, antes que desecharlas porque no apetece, porque es más cómodo seguir con la cabeza agachada. Parece que los medios de difusión lo han conseguido, han logrado que sucumba el pensamiento, que la mediocridad se establezca como ama y señora, que con dos o tres neuronas nos baste, que triunfe Simpson con su célebre frase: "Que lo haga otro"; y algo que en principio era cuestión de la juventud se ha extendido a toda la sociedad, no es que estemos conviviendo con la generación del "No me apetece", es que el virus lo ha contaminado todo y ya nadie hace lo necesario sino simplemente: Lo que le apetece.

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