Cualquier acción emprendida por los seres humanos se basa en el amor o en el temor, y no simplemente las que afectan a las relaciones. Las decisiones relativas a los negocios, la industria, la política, la religión, la educación de nuestros jóvenes, la política social de nuestras naciones, los objetos económicos de nuestra sociedad, las decisiones que implican guerra, paz, ataque, defensa, agresión, sometimiento; las determinaciones de codiciar o regalar, de ahorrar o compartir, de unir o dividir: Cualquier decisión libre que tomemos se deriva de uno de los dos únicos pensamientos posibles que existen: un pensamiento de amor o un pensamiento de temor.
El temor es la energía que contrae, cierra, capta, huye, oculta, acumula y daña.
El amor es la energía que expande, abre, emite, permanece, revela, comparte y sana.
El temor cubre nuestros cuerpos de ropa; el amor nos permite permanecer desnudos. El temor se aferra a todo lo que tenemos; el amor lo regala. El temor prohibe; el amor quiere. El temor agarra; el amor deja ir. El temor duele; el amor alivia. El temor ataca; el amor repara.
Cualquier pensamiento, palabra o acto humano se basa en una emoción o la otra. No tenemos más elección al respecto, puesto que no existe nada más entre que elegir. Pero tenemos libre albedrío respecto a cuál de las dos escoger.
Pero ¿por qué suele vencer el temor antes que el amor?
Porque hemos aprendido a vivir en el temor. Se nos ha hablado de la supervivencia de los más capacitados, y de la victoria de los más fuertes y el éxito de los más inteligentes. Pero se nos ha dicho muy poco sobre la gloria de quienes más aman. De este modo, nos esforzamos por ser los más capacitados, los más fuertes, los más inteligentes - de una u otra manera -, y si en una situación determinada percibimos que lo somos menos, tenemos miedo de perder, puesto que se nos ha dicho que ser menos significa perder.
Así, evidentemente, elegimos la acción promovida por el temor, porque eso es lo que nos han enseñado. Sin embargo, ya es tiempo de aprender algo nuevo, cuando escojamos la acción promovida por el amor, entonces haremos algo más que tener éxito Entonces experimentaremos plenamente la gloria de ser quienes realmente somos, y sobre todo, quienes realmente podemos llegar a ser.
6 comentarios:
Después de tanto tiempo desaparecido me alegra volver a verte, deseo seguir leyendo tus entradas.
Un saludo
Echaba en falta tus escritos, ahora me alegra volverte a leer.
Exigimos a la política, a las relaciones comerciales, a los medios de información y a los comportamientos públicos en general, unas dosis de racionalidad que me parecen positivas pero en el fondo de los comportamientos personales, cuando tenemos que tomar una decisión individual -muchas veces importantes decisiones-, la emotividad, el arrebato y la sinrazón nos embargan y procedemos de formas inesperadas que nos perjudican casi siempre.
El hombre es el ser racional que se comporta irracionalmente.
Me cuesta mucho comprender el pensamiento emocional, me resultan inquietantes las formas de arte sentimentales, la poesía lacrimógena y la locura de amor. Me confieso militante antirromántico.
Salud.
Francesc Cornadó
El amor, un sentimiento adormecido, apático y temeroso, en desuso por valores prepotentes.
Un abrazo.
Siempre he creído que sólo nos mueve el amor, aunque no siempre comprendemos qué el amor no duele.
Una alegría leerte de nuevo
Bienvenido. Y has vuelto con letras y palabras muy grandes. El amor nos hace ser nosotros mismos. Cuánta razón tienes.
Bienvenido. Y has vuelto con letras y palabras muy grandes. El amor nos hace ser nosotros mismos. Cuánta razón tienes.
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