"En esta sociedad de clases los pobres están destinados al sufrimiento y al dolor, los ricos a la opulencia y al paraíso". (Agnes Gonxha)
Tenemos la gran fortuna de vivir en un país ultracatólico, uno de esos en los que las gentes de bien se encomiendan a sus santos cada día antes de salir a la calle a buscar trabajo y/o salir a rebuscar en los contenedores de basura un poco de comida para pasar el día. Un país que sufre porque está en crisis aunque la inmensa mayoría de la población mundial viva permanentemente en ella.
Acabo de leer en la prensa que la famosa madre Teresa de Calcuta -otra santa a la que encomendarse-, ni era tan santa, ni tan altruistas sus motivos, ni predicaba con el ejemplo. Durante su vida la madre Teresa abrió 517 misiones de acogida para los pobres y enfermos en más de 100 países. Sin embargo, estas misiones han sido descritas como "casas de la muerte"
por los médicos que las visitaron y trabajaron en ellas en la ciudad de
Calcuta. Algunos investigadores se han dado a la tarea de sacar a la luz sus movimientos, y lo cierto es que dos tercios
de las personas que acudían a esas casas de muerte esperaban encontrar atención médica,
mientras que el otro tercio sólo esperaba encontrar una muerte en
mejores condiciones. Lo que se encontraron los doctores fue una gran
falta de higiene, unas pésimas condiciones de atención, alimentación
inadecuada y una importante falta de analgésicos. No obstante, el problema no era la falta de dinero, pues la Fundación creada por la propia Agnes Gonxha (así se llamaba la santa) había recaudado cientos de millones de dólares. Más bien el problema resultó ser su particular concepción cristiana sobre el sufrimiento y la muerte.
Su manera dudosa de cuidar a los enfermos, sus contactos políticos
cuestionables, su sospechosa gestión de las enormes sumas de dinero que
recibió y sus puntos de vista excesivamente dogmáticas relativos, en
particular, al aborto, la anticoncepción y el divorcio, nos dicen mucho de los santos ante los que se postran tantos hoy día.
Todo esto me recuerda a ciertos politicos corruptos que salen en fotos fingiendo caritas de santos y van a misa los domingos mientras desangran a su pueblo en tanto que ellos se llenan sus bolsillos y los de sus amiguetes. Nada raro que Rouco Varela anuncie la canonización de algún general cuyo nombre no quiero pronunciar y anticipe que la señora Cospedal es seria candidata a la santidad.
5 comentarios:
Hola Dean, no participo de que seamos un país ultracatólico, aunque no voy a negar que las estadísticas así lo dicen, son cosas de la iglesia y de los datos que la misma iglesia aporta; sin embargo, si analizamos las visitas a las iglesias, lo ocupados que se encuentran los seminarios, la casilla del IRPF, los intentos de apostatar de miles de personas que se les niega, podremos comprobar que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace.
Claro que también se dice que somos un país de izquierdas y sin embargo tenemos a la derecha más reaccionario gobernando con mayoría.
Cosas de este país, que no hoy quien coño lo entienda.
Saludos
Hola amigo Dean, me ha gustado mucho tu post. El sentimiento de Sufrimiento del que hablas lo conozco bien, estuve 8 años en un colegio religioso y sé que no vas descaminado... A mi un dolor o una mala etapa me la "curaban" con un "Dios así lo quiere..." y a rezar... En fin, ya ves... Un placer leerte. ;-)
Hola Dean. No sé si habrás leído mi entrada en "Calados hastalos versos", santos y no tan santos, pero por ahí van los tiros. Yo también he leído sobre Teresa de Calcula, y dentro de la propia Iglesia tuvo un detractor que ahora no recuerdo cómo se llama. Parece ser que su teoría era que el sufrimiento acerca a Dios, de ahí que no se gastara el dinero precisamente en analgésicos. Sin embargo, cuando ella enfermó, se fue a una clínica sionista de EE.UU donde fue atentida con los mejores medios del mundo. En fin, una pena.
En su día ya escribí sobre esta "santa", que al igual que otras muchas, es una hipócrita, especie que se da mucho entre la Iglesia Católica.
Amaba el ver sufrir a los pobres, porque en ellos veía es sufrimiento de Cristo, pero cuando ella enfermaba no era de la misma opinión y se trasladaba a los mejores hospitales de Estados Unidos.
Sus "casas de la muerte" se siguieron multiplicando a pesar de disponer de dinero para hacer buenas clínicas donde atender mejor a los enfermos, pero le atraía más que sufrieran y aún hoy, no se sabe el dinero que llegó a recaudar, pues lo tiene su orden en cuentas secretas que no tienen por qué desvelar. Sí que se lo han gastado en construir recintos para estudios de novicias y futuras monjitas de su orden, pero en caridad cristiana ni un euro.
Saludos.
Triste y lamentable lo de la Madre Teresa. Y sí, aquí ocurre, lo importante es la caridad --sólo si son amigos, claro--, olvidándose de la solidaridad.
Salud y República
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