En algunos
lugares del mundo la vida de los periodistas no vale
nada. Muchos de ellos son asesinados a diario en los países con mayor
grado de
conflicto y nadie responde por sus asesinatos. Otros tantos están
amenazados de muerte
y se ven obligados a abandonar su lugar de residencia, cambiándose de
ciudad o incluso huyendo del país, si quieren permanecer con vida. Los
más osados ignoran los
peligros que les acechan y siguen investigando y sacando a la luz trapos
sucios
de políticos, bandas peligrosas, etc., aunque esto les cueste la vida en
muchas
ocasiones. Algunos creen que este periodismo es demasiado humano, que no
merece
la pena involucrarse tanto y poner tu vida y la de tus seres queridos en
peligro
únicamente por contar hechos verdaderamente trascendentales. Pero estos
periodistas anteponen sus principios a cualquier amenaza.
Y a nuestro lado vemos a algunos bien llamados periodistas, de esos que incomodan a los regímenes que nos gobiernan, de esos que no tienen miedo a decir la verdad aunque esto les implique perder el empleo en tiempos en los que cada familia lucha por conservar el suyo como el tesoro más preciado; vemos a personas que no se venden tan fácilmente y por eso se convierten en víctimas de los estamentos del poder, personas que no arriesgan su vida, pero si se juegan su estabilidad social y profesional.
En muchas ocasiones se ha debatido sobre si merece o no la
pena arriesgar la vida por conseguir contar la verdad. Pero otra vez
sale a colación la misma pregunta: si no lo hacen los periodistas, entonces ¿quién?
Grande sería el día en que los que dicen la verdad triunfen sobre los que se venden al mejor postor, mientras tanto trataré de mantener la televisión apagada, que es como mejor se ve.
4 comentarios:
El despido de Ana Pastor me suena a ajuste de cuenta mafioso, y un recordatorio de que la impunidad campea. Las lenguas deslenguadas e incomodas se silencian asi.
Nunca fue prioridad de los gobiernos defender a un periodista que denuncia la corruptela, y a buen entendedor con pocas palabras basta.
Un abrazo
El caso de RTVE es un ejemplo de lo que pueden llegar a hacer los gobiernos que sólo admiten fieles propagandísticos de sus ideas y no admiten la mínima crítica. Otra pena más de este gobierno que está dejando este país hecho una m.
Salud y República
Estupenda entrada Dean. Suerte que tu blog está encendido ;)
Saludos!!
Apagada hasta que diga la verdad, jejeje
Un abrazo.
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