Superhombres y supermujeres

"Conozco mi destino, se que un día mi nombre será asociado con el recuerdo de algo tremendo, una crisis sin igual en la tierra, una profunda conmoción de la conciencia evocada contra todo cuanto había creido, exigido y santificado hasta ahora; donde los demás ven ideales, yo sólo veo lo que es humano, demasiado humano."

Con estas palabras Nietzsche predice la crisis de la fe religiosa de finales del siglo XIX. Fué el primer pensador  en darse cuenta de que la muerte de Dios daría lugar a algo totalmente nuevo en la historia del ser humano; la idea de la libertad absoluta del hombre como una medida del universo. Lo que estaba describiendo no eran más que los dolores del nacimiento del mundo moderno.

Con Nietzche se logra el relajamiento de las certezas morales e intelectuales, la gente ya no sabe distinguir entre el bien y el mal.

La iglesia había sido la guardiana de la moralidad, pero desaparece la idea de una verdad fija y única, aparece el concepto de que no estamos determinados por fuerzas exteriores, que la vida está ahí para aprovecharla, que tomas tus propias decisiones, que te desarrollas gracias a tu propio esfuerzo.

La filosofía de Nietzsche no es una guía para que pienses como él, sino una guía para que pienses por tí mísmo.

Yo traigo de nuevo esas frases, porque es la segunda gran crisis y Nietzsche se debe estar revolcando en su tumba, vendrán otras crisis en otras grandes religiones, pero todo a su tiempo; el superhombre ya es casi un hecho y la supermujer es ya una realidad.

La traducción de la frase de la imagen es: "De todo lo escrito yo amo sólo aquello que alguien escri­be con su sangre. Escribe tú con sangre: y te darás cuenta de que la sangre es espíritu."