viernes, 18 de noviembre de 2011

Recordar

Recordar:
Del latín re-cordis,
volver a pasar por el corazón.


Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia,
pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde
arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos
chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de
fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego
loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la
vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende.

9 comentarios:

Jo dijo...

haz pasado por mi corazón... con estetexto a esos fuegos de personas que no quiero que se extingan....

La.. dijo...

Que bonito , como siempre !
Estoy un poco missing pero siempre paso por tu blog a leer.

Un besazo

Maria

Emilio Manuel dijo...

Como siempre Galeano, tocando lo fibra sensible.

Un saludo

RGAlmazán dijo...

Una metáfora estupenda. Fuegos que brillan y no queman, distintos.

Salud y República

Ciberculturalia dijo...

Precioso.
Un beso

Felipe Medina dijo...

Qué sensibilidad la de Galeano.Personalmente es una referencia en la cultura,en el compromiso,en lo social....

Un saludo

Las Gemelas del Sur dijo...

Una bellísima manera de hablar de la diversidad del ser humano. Llega al corazón y al entendimiento.

Besos a pares.

Cheli dijo...

Que bueno, un poquito de relax en estos dias tan locos.
Un beso.

Carol dijo...

Cada fuego, en su medida, forma o lugar, es importante.
Bonita entrada.

Saludos!

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