miércoles, 19 de octubre de 2011

Atrapados en la red

"El sentido de la felicidad es rellenado por el vacío plástico de la publicidad."

En este mundo en que vivimos estamos llamados a ser buenos ciudadanos, que no es otra cosa que encajar bien en el sistema productivo y ser dóciles políticamente hablando. Esta es la esencia del éxito del sistema democrático-capitalista en el que estamos inmersos, unas directrices muy simples y que cumplimos a rajatabla con nuestro ritmo normal de vida: producir y consumir. Y a su vez esto reduce nuestro tiempo a dos simples facetas, la del trabajo y la del tiempo libre. Pero en este engranaje -del que sólo somos una pieza fácilmente intercambiable- nos han convencido de que lo importante es ser productivos, mientras que al tiempo libre se le ha otorgado muy poca o nula importancia, de tal suerte que al condicionar con ataduras nuestra vida productiva, también nuestro tiempo libre se ve atrapado en las redes del sistema, aunque en los medios se nos trate de vender la ilusión de una libertad en aumento.

Nuestra cultura -esa que tanto defendemos- cumple también su función, por supuesto, y se encarga de poner la marca de la semejanza a todo lo que toca, en un sistema tan bien engranado como este, la uniformidad es imprescindible, y nuestra vieja amiga la cultura lo hace a la perfección y salvo muy contadas excepciones, nuestra cultura se ha convertido en una pieza más del engranaje que invita a hombres y mujeres a renunciar a su condición de ser el fin en si mismos, para resignarse a ser simples medios del sistema y poder llegar a tener una dudosa dignidad.

Y la crítica va en el sentido de que nuestro tiempo libre ha sido condicionado de tal forma que -fuera del trabajo- el hombre evita pensar y se limita sólo a imaginar, a alejarse de la realidad para obtener de ello un descanso. Nuestra vida activa se ha convertido en una rutina y el tiempo libre es una proyección de ese tiempo activo, viene el aburrimiento y tratamos de combatirlo con los medios ofrecidos por el mismo sistema en un círculo de acondicionamiento sin límites.

Visto de esta manera parece que distanciarse de las influencias del mercado es imposible, estamos dentro de él y si lo hiciésemos, llegando a la desconexión total, nos convertiríamos en solitarios inadaptados, golpeados fuertemente, primero con la impotencia económica (desechados por la sociedad) y después por la impotencia espiritual. Al mirarnos a un espejo nos quedaría la impotencia total que lanzaría gritos desde nuestro interior pero que no tendrían ningún eco en el exterior. ¿Si nos atuviésemos a la máxima de: "Pienso luego existo", estaríamos abocados al final de la existencia?


11 comentarios:

Alba dijo...

Eso del "mercado cultural" no sabes de qué manera me toca las narices. Así nos va, queriendo sacar beneficio hasta de las piedras, nunca mejor dicho.
Tratamos a todo lo que nos rodea como si fuera eterno; a ver si nos damos cuenta que el consumo desmesurado lleva a la pobreza de nuestro medio del modo más radical que podamos conocer.


Un abrazo, Dean!

Arwen dijo...

Tienes toda la razón Dean, nos quieren vender la burra con la publicidad, hacernos creer que seremos más guapos, más listos, más ricos, más esbeltos, si tomamos o compramos tal cosa... y muchos ni se dan cuenta de que el marketing mueve todo el eje de esta sociedad de consumo en la que rodamos.

Un beso y gracias por ser fiel a tus valores y principios. :)

Arwen

Logan y Lory dijo...

A tu excelente artículo le añado un apunte de alguien que dice que nuestra cultura del bienestar no es más que un régimen de prisión con el premio de una libertad condicionada. El sistema nos ha absorvido o nos hemos dejado absorver y los únicos que son capaces de escapar de esa red son los mal llamados renglones torcidos. Muchas veces tengo en mente la clarividencia de Orwell en sus obras en las que tan bien retrata la alienación humana.

Forges, genial!!!

Un abrazo.

Las Gemelas del Sur dijo...

Pues, bien, atrapada por la publicidad, conscientemente por una vez me hago eco de su lema. Hay que desaprender!!

Besos a pares.

emejota dijo...

Una magnífica entrada. Mi postura es cómoda, dada la edad avanzada y que practicamente espera nada de un@. Esto me permite el lujo de salirme de la sociedad de consumo sin llamar la atención. Con mi actitud y sistema de valores así como la de muchos más el sistema actual se vendría abajo. Mi sugerencia es empezar cambiando el sistema de valoración desde la base más básica: uno mismo, la familia, la comunidad renovada, etc. No se puede ir directamente a la cabeza, mejor empezar por los pies. Beso.

RGAlmazán dijo...

Buena entrada Dean. En mayor o menor medida para sobrevivir sin ser un ser asocial, debemos tragar con el mercado y la publicidad. Procuremos tragar lo menos posible. Lo indispensable y controlemos nuestro consumo.

Salud y República

Cheli dijo...

Es muy triste, estamos envueltos en todo esto, y no hay mas...
Un beso.

Unknown dijo...

Es muy difícil no dejarse atrapar por el sistema, pero hay maneras. El problema es que pasas a ser visto como una persona algo "rara", que pasea con su perro y lee o escribe en los bares, que alternando con gente de dinero o conocida, no viste marcas, que se relaciona con todo tipo de gente, no ve la televisión, no tiene horarios, no aguanta a nadie viviendo con él más que a su perro,...No es fácil, pero tampoco imposible.
Saludos y un abrazo.

Emilio Manuel dijo...

Hola Dean, llevo, gracias al nuevo sistema económico, prejubilado desde la edad de 52 años,no estábamos capacitados para aprender, nos decían, las últimos adelantos de las comunicaciones, de eso hace 7 años, durante este tiempo he hecho lo que me gusta, estudiar por el mero placer de hacerlo, he leído mucho,me he divertido, he viajado y nunca he sido una persona que piense que el trabajo dignifique al hombre, esto es una mierda de un sistema del que ambos nos hemos aprovechado, se quien gana económicamente, pero yo gano en otros sentidos.
Sobre la cultura, tendríamos que hablar largo y tendido, hay quien pretende meter la cultura en el engranaje pero es algo imposible, la cultura se escapa por las rendijas y tiene vida libre si la sociedad es libre y democrática.
Un post con cantidad de temas para reflexionar.

Saludos

Lakacerola dijo...

No sabemos divertirnos sin gastar o consumir.

Adrián J. Messina dijo...

Es regulable la publicidad del mercado de consumo, la que es difícil de desprender es la propaganda que nos confunde la realidad y los valores, generalmente infundada en los medios de comunicación.

Un abrazo.

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