lunes, 24 de enero de 2011

Vivimos en una mediocracia

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede reconocérsele por este signo: Todos los mediocres se conjuran contra él".
Jonathan Swift.

La mediocridad es parte de la estrategia evolutiva: aporta el contrapunto de estabilidad al factor de cambio que introducen los genios -pensadores, artistas, descubridores, inventores- que son innovadores por definición. Si todos fueramos creadores geniales el mundo sería un caos. Sin embargo existe una variante de mediocridad maligna que tiene como único objetivo dañar el talento y a todo aquel que sobresale por sus méritos.

Algunos definen la mediocridad como la incapacidad para valorar, apreciar o admirar la excelencia. La forma más simple es la de los que estan negados para la originalidad, son unos buenos y obedientes consumidores y su conformismo les hace sentirse razonablemente felices. Continua la mediocridad pseudocreativa que tiende a imitar los procesos creativos normales, siente la necesidad de aparentar y ostentar poder. Y el ultimo escalón es la mediocridad inoperante activa, la más dañina de todas, pues mientras las dos primeras son simplemente incapaces de valorar al genio, la última se propone destruirlo a como de lugar; tiene un enorme deseo de notoriedad e influencia. Se le ve claramente en la época de la inquisición, en las persecuciones de las élites intelectuales en las dictaduras, en la marginación y absoluta pobreza en que murió Cervantes, y obviamente que se sigue viendo cada día en todos los rincones de la tierra. Como decía Pino Aprile en su libro Elogio del imbécil: "El poder de una organización social humana es tanto más fuerte cuanto mayor es la cantidad de inteligencia que logra destruir".

Hay sistemas políticos que lo hacen de manera más obvia que otros, pero lo más común es que lo hagan de una forma soterrada y sutil -aún en las democracias-. El mediocre es una joya para el sistema ya que es el consumidor ideal, es fácil de manipular y no se cuestiona la autoridad ni las normas. El sistema educativo da prueba de ello, sólo se preocupa por desarrollar individuos normales. La excepción a nivel mundial parece ser Finlandia, sin fracaso escolar frente a España que tuvo en el 2009 una tasa del 32%. En Finlandia ser brillante es lo habitual, ser maestro es una profesión con gran prestigio y una de las carreras universitarias más exigente, sólo los mejores pueden ser profesores.

Si miramos el plano laboral llegamos al súmmum de la mediocridad. El Principio de Peter explica claramente el auge profesional de los mediocres: "En una organización, todo empleado tiende a ascender hasta alcanzar su nivel de incompetencia".

Pero no hace falta ser Aristóteles, Dalí o Einstein, la excelencia también está en los que saben reconocer el talento en los demás y sutilmente tomarlo como modelo, un humilde lavaplatos puede tender a la excelencia si es capaz de reconocerla y admirarla; al igual que el jefazo, el rey o el presidente pueden ser unos mediocres incapaces de distinguir lo excepcional. (Tratado ampliamente en: http://www.muyinteresante.es/).

10 comentarios:

RGAlmazán dijo...

Pues sí, la gran mayoría somos mediocres, los genios son la excepción. Sin embargo, es verdad que la mediocridad no debe ser dañina y que puede perfectamente reconocer y difrutar de las genialidades de los grandes.
Por cierto, si hay un principio que se suele cumplir, casi siempre, es el de Peters, yo lo llevo observando desde hace tiempo, y no falla. Basta que alguien destaque para que le suben en el escalafón y se hunda en el nuevo escalón. En el mundo de la empresa y de la política se da con seguridad, muy a menudo.

Salud y República

Arwen dijo...

Buenísimo el principio de Peter.

Un gran beso Dean y que tengas un feliz lunes.

Arwen ;)

Dirty Clothes dijo...

Me niego a ser un mediocre, me ha gustado mucho este post... Intentaré admirar a los genios que me rodean, que seguro tengo muchos cada uno en su campo...

dirty saludos¡¡¡¡

Felipe Medina dijo...

Los llamados "genios",a veces,son la mediocridad y viceversa.

Te recuerdo los "genios "de la economía sólo teorizan desde su posición ambivalente y política cuando no son capaces de dar recetas de la salidad de la crisis.

El principio de Peter es tan viejo como la humanidad.

saludos

Ciberculturalia dijo...

"La forma más simple es la de los que estan negados para la originalidad, son unos buenos y obedientes consumidores y su conformismo les hace sentirse razonablemente felices"

Ahí está la cuestión

Besos

belijerez dijo...

La cosa ta mu mala... Dicen muchos.

Anónimo dijo...

En ESpaña donde más valorado está no salirse del rebaño. Ser mediocre casi garantiza la aceptación social.

Qué bien explicaba estas coas José Ingenieros jejej

Muy buen post Dean

Un saludo.

Balovega dijo...

Bella noche amigo...

vivimos en una mediocracia .. que no es que seamos mediocres... jajaj..

El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar.

De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.

El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social.

Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos.

De verdad.. no me veo en el espejo de la mediocridad...mi mente siempre esta funcionando.. o quizá tengas razón ... seré un ser vegetativo ?? .. ufff.. que dilema.. tendré que volver a mirar el espejo... jajajaja...

Besotes y lindos sueños

Misón dijo...

Somos mediocres, bueno no, los que son mediocres (perdona, pero no me voy a meter en ese saco)viven en la superficie de la realidad, no bucean en el infinito abanico de contenidos que hay bajo esa superficialidad, su capacidad de reacción ante la cotidianidad es tan monótona como aséptica y falta de emoción, por lo tanto, de sufrimiento e insatisfacción. Creo que en la adolescencia se empieza a forjar y perfilar la personalidad de un mediocre y un no mediocre y el adolescente no mediocre sufre, es sensible, llega a rozar incluso la depresión, sin embargo el adolescente mediocre, da importancia a tonterias, se burla de los que no son como él y no sufre excesivamente, y si lo hace, al rato no se acuerda ni de porqué. Perdona que haga esta teoría un poco estúpida, pero estoy un poco tocada con el tema, mi hija lo está pasando un poco mal desde los 13 años, ahora tiene dieciseis, es una niña maravillosa, educada, estudiosa, guapísima y es cierto, aunque sea su madre, lo es, no es amor de madre. Sin embargo no es popular ni yo quiero que lo sea, pero muchas veces le hacen desplantes sus amigos o dañan su sensibilidad y les explica que le han hecho daño con ciertas actitudes o comentarios, le dicen que es una exagerada, que se toma todo a la tremenda y que es una rayada. Pero yo sé que no es así, sé lo que se puede llegar a sufrir en la adolescencia y sé que es y será una adulta excelente, cosa que dudo de sus amistades, dada su superficialidad, me temo que son aspirantes a mediocres. Dean, me encantó el post, perdona que lo haya llevado al terreno personal.

VolVoreta dijo...

Esta entrada me deja sin palabras...Podría decir: País, S.A. pero creo que se trata de algo mucho peor porque, me parece, es un mal global.

Te dejo un beso, Dean.

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