jueves, 19 de marzo de 2009

Confirmado, vivimos en Matrix

Es lo que parece afirmar el físico Carl Hogan, del Fermilab, en Estados Unidos. Al parecer basa su teoría en las oscilaciones detectadas por un nuevo invento, el detector de ondas gravitacionales GEO 600. Este aparatito detecta (o lo intenta) las ondas gravitacionales, es decir, la curvatura del espacio-tiempo producidas por cualquier masa del universo. Estas ondas nunca han podido ser detectadas directamante, por eso, si este inveto resulta ser un éxito, se habrá producido una revolución en la física, probando por fin la existencia de dichas ondas de forma irrefutable.

El caso es que al poco tiempo de estar el GEO 600 funcionando, empezó a detectar un casi inapreciable ruido de fondo, y empezó a emitir vibraciones. Según Hogan, el invento no se había estropeado, todo lo contrario. Había detectado las ondas gravitacionales de los confines del universo, donde el espacio-tiempo se granula.

Esto que parece tan sencillo de explicar, para Hogan tiene una importancia mayúscula, y es que, según él, es la prueba empírica de que vivimos en un universo holográfico. Sí señores, un holograma.

Para entenderlo mejor, tomad una foto que tengáis en vuestro PC, y aumentadla cada vez más. ¿Qué pasa? Pues que poco a poco, empezamos a detectar unos puntos, granos, y dejamos de ver la foto para, poco a poco, apreciar solo un montón de manchas de colores.

Lo mismo le pasa al universo, según Carl Hogan. Y lo más importante, el GEO 600 ha detectado el poder gravitatorio de esos granos. El poder gravitatorio de los “píxeles” del holograma. Ya hay gente especulando sobre lo que podría ser el descubrimiento de que somos, en realidad, un software creado al estilo “Sims 2″ para la mera diversión de un niño de 6 años adicto a Internet y al café de sobre.

Bueno, creo que antes de adentrarnos en teorías de tal capacidad realista deberíamos estudiar bien este fenómeno e intentar establecer una hipótesis que satisfaga, cuanto menos, a nuestro sentido común (aunque se ha visto que este ya no vale para explicar la realidad).

En fin, una teoría más que sumar al montón de teorías cuánticas, un montón que parece no tener explicación, principio, fin, o magnitud conocidas.


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